
28
agostoCuando aprender se vuelve un tesoro: la historia de la academia corporativa FINANFUTURO FORMA
En BIRU tuvimos la oportunidad de conversar con Marcela Londoño Galvis, del equipo de Gestión Humana de FINANFUTURO, quien ha liderado uno de los proyectos de formación corporativa más inspiradores que hemos acompañado: FINANFUTURO FORMA. Esta academia interna logró formar durante más de 12 meses a todos los colaboradores de la entidad, alcanzando una tasa de graduación del 92% y generando una cultura organizacional donde el aprendizaje se vive con entusiasmo, compromiso y propósito.
Todo comenzó con una necesidad muy clara: fortalecer competencias técnicas, alinear perfiles con los roles, mejorar el desempeño y aportar valor a los colaboradores. Pero más allá de eso, FINANFUTURO entendió que formar también era cuidar, motivar y reconocer. Gracias a la visión del director ejecutivo, quien apoyó desde el primer momento la iniciativa, se decidió que la formación debía ser parte del bienestar organizacional. Así nació FINANFUTURO FORMA, con el apoyo de BIRU como plataforma tecnológica y aliada estratégica.
Marcela nos contó que, desde el principio, quisieron evitar que la formación se sintiera como una obligación más. Por eso, la presentaron como un beneficio. Cada nuevo colaborador recibe desde su ingreso una membresía a la academia, como un símbolo de bienvenida y crecimiento. Se lanzó una campaña lúdica llamada “En busca del tesoro”, que incluyó concursos entre sedes, juegos, premios y muchas dinámicas que hicieron del aprendizaje una experiencia divertida. El mensaje era claro: el conocimiento es el tesoro que nadie te puede quitar.
Uno de los mayores aciertos fue establecer un ritmo de formación realista: un curso al mes, con posibilidad de hacerlo dentro del horario laboral. Esto eliminó la barrera del “no tengo tiempo” y dio la señal de que aprender también es parte del trabajo. Además, cada ruta de formación fue diseñada junto a los directores de área, para asegurar que los contenidos fueran relevantes y útiles según las necesidades del equipo.
Pero no todo fue fácil. Marcela reconoce que hubo desafíos, como la resistencia inicial o la dificultad de sostener la motivación a lo largo del tiempo. La clave, nos dice, fue tener una persona doliente del proceso. “Cuando nadie se hace responsable, el proyecto se enfría. Pero si hay alguien que sostiene la energía, que hace seguimiento y acompaña, el impacto se mantiene”, afirma.
Con el paso del tiempo, FINANFUTURO pasó de consumir contenidos de BIRU a crear sus propios cursos, grabando capacitaciones internas y organizando conversatorios para validar la apropiación del conocimiento. Hoy están trabajando en nuevas formas de medir el impacto en el desempeño, y aunque aún están afinando herramientas más estructuradas, ya es evidente que la formación ha dejado huella: los equipos están más comprometidos, hay conversaciones técnicas más sólidas y se ha fortalecido la cultura del aprendizaje.
Marcela concluye con una reflexión poderosa: “Formar no es una moda ni un pendiente más. Es una forma de construir valor dentro de la organización. Hoy, las personas no solo buscan un salario, también quieren aprender, crecer y sentir que avanzan. Y eso lo logramos con FINANFUTURO FORMA y el acompañamiento de BIRU”.
Este caso es un ejemplo claro de cómo, con intención, estrategia y acompañamiento, la formación puede convertirse en un verdadero motor de transformación organizacional.
✅ Elementos clave del éxito de FINANFUTURO FORMA (y que tu entidad también puede aplicar):
Liderazgo comprometido desde la alta dirección
El director ejecutivo no solo respaldó el proyecto, sino que lo impulsó activamente, revisando avances semanalmente y motivando a todos los equipos.La formación se presentó como un beneficio, no una obligación
Cada colaborador recibió acceso a la plataforma como parte del plan de bienestar. Esto aumentó la percepción de valor y la disposición a participar.Estrategias lúdicas para motivar: lanzamiento
Con la campaña “En busca del tesoro”, la formación se convirtió en una experiencia divertida y participativa, con juegos, premios y sana competencia entre sedes.Rutas personalizadas por áreas
La formación no fue genérica. Se construyó de la mano con los líderes de cada área, asegurando que los contenidos fueran útiles y aplicables al rol de cada equipo.Seguimiento constante con una persona responsable
Marcela Londoño se convirtió en el “rostro” de la academia. Tener una persona doliente del proceso fue clave para sostener la energía, resolver dudas y mantener la motivación a lo largo del tiempo.Tiempo de formación dentro de la jornada laboral
Se acordaron espacios de trabajo dedicados exclusivamente al aprendizaje, lo que permitió que nadie viera la formación como una carga adicional.
¿Te gustaría crear tu propia academia corporativa y lograr este nivel de compromiso? En BIRU te acompañamos paso a paso para hacerlo realidad.
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